El 29 de mayo de 1589, el corsario inglés Francis Drake se presentó en la entrada de la bahía de La Habana. Unas 30 naves de diferentes calados amenazaban la naciente Villa de San Cristóbal; pero tomar la ciudad no era tan sencillo como parecía.
Conozca un poco más sobre el día que Francis Drake intentó saquear La Habana.
Ante la amenaza de los piratas, pronto se hizo patente la necesidad de un sistema de convoy con escoltas. Desde los puertos de Veracruz (México), Portobelo (Panamá) y Cartagena de Indias (Colombia), entre otros, las riquezas americanas eran enviadas mediante flotas fuertemente custodiadas a La Habana, en Cuba. Alrededor de junio, la Flota de Indias o del Tesoro zarpaba de esta isla escoltada en vanguardia por la nao capitana, a retaguardia por la almiranta y a un costado por los galeones de barlovento.
De este modo, las carracas y naos mercantes quedaban a salvo de los ataques, mientras que la mayor parte del oro y la plata se transportaban en las bodegas de galeones fuertemente artillados. En estas condiciones las reglas del juego cambiaron, y la Flota de Indias sólo fue capturada en dos ocasiones: por el holandés Piet Heyn en 1628, y por los ingleses Blake y Stayner en 1657.
Francis Drake (Tavistock, Inglaterra, 1540-Portobelo, Panamá, 28 de enero de 1596), conocido en España como Francisco Draque, fue un corsario, explorador, comerciante de esclavos, político y vicealmirante inglés. Dirigió numerosas expediciones de la Marina Real inglesa en la propia España y en las Indias, fue la segunda persona en circunnavegar el mundo en una sola expedición, tras Elcano, y participó en el ataque a Cádiz de 1587, la derrota de la Armada Invencible y el fallido ataque a La Coruña de 1589, entre otras. En una época en la que Inglaterra y España estaban enfrentadas militarmente, fue considerado como un pirata por las autoridades españolas, mientras en Inglaterra se lo valoró como corsario, se le honró como héroe y fue nombrado caballero por la reina Isabel I.
Ante la eficacia del nuevo sistema de convoyes, piratas y corsarios se centraron en atacar las posesiones españolas en tierra firme, la gran mayoría poco pobladas y peor defendidas. Uno de los primeros en utilizar esta táctica fue el pirata inglés Francis Drake. En 1572 atacó la ciudad de Nombre de Dios que, ubicada en el istmo de Panamá, fue el primer puerto de la Flota de Indias (luego la reemplazó Portobelo). La razia fracasó y el propio Drake fue herido. Su suerte cambió con la ayuda de cimarrones (esclavos negros que habían huido de los españoles) y de un corsario francés, el capitán Guillaume Le Testu.
En marzo de 1573 se acercaron a la costa panameña a bordo de pequeñas pinazas que ocultaron entre la vegetación. Se internaron en la selva y acecharon y capturaron una recua de mulas que transportaba el tesoro proveniente de Perú a través del istmo de Panamá, para embarcarlo con destino a La Habana. Cada animal cargaba 135 kilos de plata. La magnitud del botín fue impresionante: cerca de 15 toneladas de metales preciosos entre lingotes de plata y monedas de oro.
No contento con obtener la fama y el favor de Isabel I de Inglaterra, su soberana, Drake seguía obsesionado con los galeones del tesoro. En septiembre de 1578 cruzó el estrecho de Magallanes y se internó en el Pacífico con la esperanza capturar barcos menos protegidos. A bordo de un pequeño galeón de 100 toneladas, el Golden Hind, navegó hacia el norte atacando posesiones españolas en Chile y pequeños transportes. Algunos prisioneros le confesaron la existencia de un galeón tan artillado que lo apodaban el Cacafuego. Se trataba del Nuestra Señora de la Concepción, un barco cargado de oro y plata en la derrota de Lima a ciudad de Panamá. Drake prometió una cadena de oro al primer vigía que lo avistase, y fue su propio sobrino, John, quien vio la vela en el horizonte desde la cofa el 1 de marzo de 1579.
En la segunda mitad del siglo XVI Francis Drake era considerado uno de los más terribles piratas ingleses. Apodado como “el dragón”, Drake hizo de La Habana una ruta obligatoria de sus fechorías en el Caribe entre los años 1565 y 1595.
Pero el 29 de mayo de 1589, su interés por la naciente villa de San Cristóbal dejó de ser pasajero y organizó unas 30 naves en la entrada de la bahía. Allí presentó todo su poderío, buques de diferentes calados formaban la escuadra del temido corsario que estaba decidido a tomar la ciudad.
De repente, algo le hizo cambiar de parecer y los asustados pobladores vieron cómo la escuadra de Drake se alejaba de la bahía. El corsario fue advertido sobre la preparación defensiva de la villa, que en ese momento disponía de más de 900 arcabuceros, algunos de producción mexicana, según describe Ecured.
Era demasiado riesgoso, así que Drake decidió seguir de largo y dejar tranquilos a los efectivos españoles y habitantes de la ciudad. Los militares españoles consideraban a Drake como un pirata, así que no sería tratado con “buenos modales”.
Para ese entonces la villa de San Cristóbal era codiciada por corsarios y piratas que atacaban los buques cargados de riquezas que salían del nuevo mundo con destino a España.
Otro de los famosos piratas que también realizó ataques en tierras cubanas fue Henry Morgan, quien a finales de la década de 1660 reunió unas 12 embarcaciones y 700 hombres, con los que saqueó la villa de Santa María de Puerto Príncipe (actual Camagüey). A cambio de no quemar la población, Morgan impuso un tributo de 500 vacas y sal y se dirigió rumbo a Jamaica con todo el botín.
En 1762, La Habana fue tomada por los ingleses, quienes intentaron establecer una colonia llamada ‘Cumberland’, pero la ocupación sólo duró 11 meses aunque demostró la debilidad de las fuerzas españolas en el Caribe.
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